Cuando en la consulta veterinaria se nos presenta un animal enfermo lo más importante es realizar un diagnóstico correcto de la enfermedad que le está afectando para poder aplicar cuanto antes un tratamiento eficaz. Para ayudarnos a llegar a ese correcto diagnóstico, además de una completa exploración del animal y una exhaustiva anamnesis, en muchas ocasiones es necesario la realización de alguna prueba clínica.
Y entre las pruebas más rápidas y sencillas de hacer se encuentran las análisis clínicas.
Con una muestra de sangre se pueden realizar hemogramas, pruebas bioquímicas y pruebas serológicas que nos aportarán datos y valores muy importantes para orientarnos en el diagnóstico.
El nivel de hematíes puede indicarnos si el animal está o no anémico; los leucocitos altos son indicativos de una infección por la que puede precisar un tratamiento antibiótico; y en el campo de la bioquímica, unos valores elevados de creatinina pueden indicar un fallo renal.
Trabajamos con un laboratorio externo, al que le remitimos, el mesmo día que se toma, las muestras a analizar (sangre, suero, orina, heces) y en un plazo corto de tiempo (por ejemplo: para un hemograma y bioquímica, 24 horas) nos envían los resultados para poder empezar a tratar al animal, si fuera necesario.